LLevo bastante rato frente a la pantalla leyendo historias y sentimientos ajenos, y crei prudente plasmar a mi manera lo que siento en este momento.
Las palabras ajenas me hicieron recordar momentos de mi infancia tan simples como jugar solo, o mirar por la ventana, y me di cuenta que aún hoy la gente se maravilla de cosas tan simples como el viento en el rostro, la sensacion de libertad y la belleza de la naturaleza.
Ahora pienso que no me gustaría perder eso nunca, esa hermosa capacidad de mirar las cosas más simples y encontrarles un lado fascinante al más puro estilo "American Beauty", tal como lo haria un niño, tal como lo habría hecho yo hace tanto tiempo ya.
Pero nunca es tarde, para mí y para todos los que todavía creen en la magia de la vida.